El concepto de la sexualidad humana ha evolucionado mucho a lo largo de la historia de nuestra cultura. Hasta hace bastante poco, nuestra sociedad se constituía de mujeres y hombres que se sentían atraídos hacia hombres y mujeres respectivamente. O al menos esa era la versión oficial. No es que la diversidad que hoy nos resulta patente no existiera, sino que simplemente era ignorada, minimizada y repudiada.
Los avances científicos y socioculturales, sin embargo, han ido progresivamente sacando a la luz lo que había sido forzado a permanecer en las sombras: que el ser humano no es una cuestión de blancos y de negros, y que las variabilidades en el color pueden ser tan infinitas como personas individuales. Es decir, que la sexualidad humana es de una complejidad y diversidad difíciles de seguir ocultando.
Como consecuencia de su estudio, han surgido multitud de conceptos para describir esta nueva realidad social que trascienden la clásica distinción de hombre/mujer. Empezamos por la separación de este sexo biológico en sexo cromosómico (determinado por la genética de una persona) y el sexo genital (la expresión corporal de dichos genes en los órganos sexuales), los cuáles pueden manifestarse en un continuo que va desde las mujeres a los hombres incluyendo otras posiblidades tales como síndromes cromosómicos o la intersexualidad o hermafroditismo, un fenómeno aún tabú en la sociedad.
Después podemos dar el salto a lo psicológico, donde nace el concepto del género, la identificación personal que hacemos con un sexo biológico en la primera infancia y que, para complicarlo aún más, también puede distribuirse en un continuo de masculinidad a feminidad. Es en este concepto donde se intercala la transexualidad o transgénero como el fenómeno de identificación diferente al sexo biológico o incluso de transición continua por el espectro del género.
Por último, nos encontramos con la orientación sexual, la atracción afectiva y sexual por otros seres humanos que tradicionalmente se ha limitado a hombres con mujeres pese a que otras opciones existían ocultas. La homosexualidad y la bisexualidad se enmarcan en este punto al considerarse la orientación también como un continuo que va desde la heterosexualidad a la homosexualidad puras, siendo la bisexualidad el equilibrio entre ellas.
De esta manera, ante una única persona, todo este conjunto de variables que definen su sexualidad puede dar múltiples combinaciones de gran complejidad. Si bien es cierto que, ya sea por factores biológicos o socioculturales, ciertas combinaciones son mucho más frecuentes que otras, eso no resta existencia a todas las alternativas. Por tanto, la diversidad sexual es la tónica y no la excepción en la condición humana, aunque nuestra sociedad aún se encuentre en el proceso de asimilarlo.
Consulta la sección de Vídeos de este blog para acceder a un videotutorial en YouTube acerca de todos estos conceptos que, además, puedes utilizar como recurso con tus estudiantes. O bien puedes descargarlo directamente en la sección de Portafolio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario